El micobiota, es decir, la componente fúngica del microbioma, está atrayendo cada vez más atención por su impacto en la salud humana. Aunque representa solo el 0,1% de la población microbiana, ejerce una influencia significativa en los equilibrios del organismo.
Gracias a las técnicas de secuenciación más avanzadas, hoy es posible caracterizar con cada vez mayor precisión las comunidades microbianas presentes en los diferentes nichos del cuerpo humano. De hecho, el micobiota varía según la localización: intestino, piel, aparato reproductor y otros nichos tienen perfiles diferentes, cada uno con funciones e implicaciones específicas. Conocerlos y comprender cómo interactúan los distintos microorganismos entre sí y con el huésped es fundamental para desarrollar enfoques de cuidado personalizados cada vez más competentes. Hoy está claro que el metabolismo fúngico, además del bacteriano, desempeña un papel en las condiciones de salud y enfermedad.
En este artículo encontrarás una visión general del estado del arte de la investigación científica sobre la micobiota intestinal, cómo se puede intervenir para mantenerlo en equilibrio y las nuevas estrategias, fruto de la investigación, que abren nuevas vías para la creación de productos eficaces.
Micobiota: ¿En qué punto se encuentra la investigación científica?
Hasta ahora, la investigación se ha centrado principalmente en la componente bacteriana, gracias a tecnologías que permiten secuenciar genomas completos y monitorizar condiciones de equilibrio o disbiosis. Esto ha abierto nuevas vías que conducirán a un enfoque cada vez más personalizado de la medicina de precisión.
En cambio, la investigación sobre los hongos todavía se encuentra en una fase inicial. Solo en los últimos años se ha empezado a profundizar en el estudio del micobiota, y aún quedan muchas competencias por desarrollar. De hecho, todavía no existen bases de datos exhaustivas para la secuenciación ni tecnologías capaces de distinguir el ADN de los hongos viables pertenecientes al microbioma del que procede de los alimentos (por ejemplo, los fermentados con Saccharomyces cerevisiae).
A pesar de estas dificultades, ha sido posible identificar los géneros más comunes que componen el micobiota intestinal. Entre ellos se encuentran Saccharomyces, Candida, Malassezia, Cyberlindnera, Penicillium, Cladosporium y Aspergillus. De estos, Saccharomyces cerevisiae y Candida spp. son los más abundantes.
Candida entre equilibrio y patología
La presencia de Candida spp. es fisiológica: en condiciones de salud convive sin problemas con otros microorganismos. Sin embargo, en casos de inmunosupresión y disbiosis, puede proliferar en exceso y agravar condiciones como enfermedades inflamatorias intestinales crónicas, enfermedades hepáticas y trastornos neurológicos. Estas evidencias subrayan la importancia del papel del microbioma en el eje intestino-cerebro.
Un aspecto particularmente relevante se refiere a la salud femenina: la microbiota intestinal puede influir directamente en la vaginal, tanto por proximidad anatómica como por variaciones inducidas por la dieta, el estilo de vida y el uso de antibióticos o antifúngicos. No es casualidad que la candidiasis vulvovaginal sea una de las condiciones clínicas más comunes asociadas a Candida albicans. Para una profundización específica, lee este artículo.
Estrategias innovadoras para el equilibrio del micobiota
El uso indebido de antimicrobianos en los últimos años ha favorecido la aparición de cepas resistentes a los fármacos. Esto ha generado una fuerte demanda de nuevas soluciones alternativas. Entre ellas, la nutracéutica representa un sector en rápido crecimiento. Muchos botánicos, probióticos, prebióticos y postbióticos están llegando al mercado con el objetivo de favorecer el equilibrio del microbiota.
El objetivo principal de la modulación de la microbiota es ayudar al organismo a recuperar un equilibrio que es único e irrepetible para cada individuo. Los probióticos y postbióticos son ampliamente estudiados, aunque su eficacia aún no cuenta con un consenso pleno en la comunidad científica. Lo mismo ocurre con los prebióticos, que en diversas situaciones pueden empeorar síntomas como hinchazón y dolor abdominal.
Un sector particularmente prometedor es el de los botánicos. Los aceites esenciales, en particular, poseen una acción antimicrobiana multitarget, lo que los convierte en productos naturales y eficaces para la modulación del microbioma. Son metabolitos secundarios complejos producidos por las plantas precisamente para defender y equilibrar su propio microbiota. Estas propiedades también pueden transferirse a la salud humana.
La investigación en TGD: foco en el micobiota
Nuestro grupo de investigación explora desde hace años el potencial de los aceites esenciales. Entre ellos ha identificado los principales componentes de los aceites de clavo y canela, eugenol y cinamaldehído. Estas moléculas tienen efectos antimicrobianos sinérgicos sobre diferentes cepas de Candida sin afectar a los Lactobacillus, entre las cepas protectoras más importantes del equilibrio del microbiota gracias a su capacidad de producir ácidos grasos de cadena corta.
De estos resultados nació Clovedin®, un ingrediente patentado desarrollado para modular de forma selectiva el micobiota intestinal y vaginal en presencia de sobrecrecimiento de Candida. Su acción dirigida lo convierte en un producto ideal para la formulación de nutracéuticos innovadores, con un enfoque específico en la salud femenina y el equilibrio del microbiota.
Conclusiones
El estudio del micobiota está solo en sus inicios y todavía es necesario desarrollar técnicas diagnósticas eficaces para observar en profundidad su composición y las interacciones de los microorganismos con otras componentes del microbiota y con el huésped. Ya se sabe que, aunque representa apenas el 0,1% del microbioma total, puede influir de manera decisiva en la salud. El género Candida, en particular, es uno de los componentes más importantes y representa un objetivo crucial tanto para el eje intestino-cerebro como para el bienestar femenino.
En el escenario actual, para contrarrestar la aparición de cepas resistentes a los fármacos, ha aumentado la demanda de estrategias alternativas que no alteren la componente protectora del microbiota. Con Clovedin®, TGD ofrece una contribución innovadora a este nuevo capítulo de la investigación, abriendo perspectivas concretas para la formulación de complementos alimenticios de nueva generación.
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